viernes, 5 de octubre de 2012

Preocupa silencio sísmico entre Ancón y Barranca

Afirma que inclusión es también garantizar viviendas sismorresistentes para los más pobres.
Reyna Cárdenas Andazabal

 La posibilidad de un sismo de gran magnitud está siempre presente en el Perú, pero se puede reducir el riesgo y salvar vidas. Las autoridades tienen la palabra, dice el experto Julio Kuroiwa en entrevista concedida a EXPRESO.
–Ingeniero, ¿cuán cerca o lejos nos encontramos de que ocurra un terrible sismo en el Perú?
Como usted sabe, existe cierto consenso de que en las cercanías de Lima hay gran cantidad de energía acumulada y, según la teoría del silencio sísmico, en un futuro cercano –que se mide en años o en lustros– puede ocurrir un sismo de gran magnitud en la cercanía de Lima.
–¿En qué área específicamente?
Según el Instituto Geofísico, estaría más o menos hacia el noroeste de Lima, entre Ancón y Barranca, es decir, más o menos el sitio donde se ubicó el terremoto de 1966. Entonces yo le hago una sugerencia a mis colegas: que no se limiten a decir cuándo va a ocurrir un terremoto sino qué se puede hacer para reducir el riesgo. En ese sentido queremos que lo que publique EXPRESO realmente ayude a la gente, queremos que sea un artículo útil.
–Entonces, ingeniero, ¿cuáles son las zonas de mayor riesgo en nuestra capital?
Todo el lado norte, este sur y oeste de Lima está rodeado por viviendas que están en gran riesgo. Por qué razón, porque están ubicadas en sectores con peligro natural alto, como por ejemplo los suelos con arena eólica. Cuando vas hacia el sur ves el cerro Corvina. Este es un cerro con pendiente pronunciada y es arenoso, es arena eólica. Entonces, ahí hay doble peligro, porque las arenas sueltas amplifican las ondas sísmicas y por otra parte eso también se puede deslizar cuesta abajo.
También hay botaderos de basura en el sur que se están hundiendo y en la parte baja del Callao hay construcciones antiguas que están en zonas de inundación severa. Entonces qué es lo que ocurre. Hay un gran porcentaje de la población, esencialmente de familias con pocos recursos económicos y de conocimientos, que están en gran riesgo.
–¿Cómo se puede reducir o eliminar este terrible riesgo?
Creo que debemos hacer una gran campaña para protegerlos, y yo creo que tenemos la solución. Por ejemplo, a pesar de que en La Molina la intensidad es alta, ¿por qué el riesgo no es alto? Porque acá las casas están diseñadas y construidas por arquitectos e ingenieros, con una técnica que hemos desarrollado después del terremoto del año 70, que son las viviendas de albañilería confinada, que se construyen con columnas de amarre y son confinadas o “empaquetadas” por los cuatro lados para que puedan ser seguras.
Entonces aquí hay un gran contraste. Contraste entre los que vivimos aquí en la parte central del valle del Rímac –excepto, claro, en el centro porque allí hay casas antiguas– y los que están a las afueras y en riesgo. Si estamos hablando aquí entonces de inclusión social, ¿cómo no protegemos a las familias pobres que viven en estas zonas?
ìFiscalización es fundamental
–Los nuevos edificios y conjuntos habitacionales que se construyen en distintas partes de la capital, ¿son en verdad sismorresistentes?
Las viviendas que tienen el sistema previsional en base a vigas, columnas y concreto son seguras. Pero yo no estoy muy seguro con esas edificaciones que tienen unos muritos delgaditos; esas fueron las que se cayeron en Chile. Pero bueno, yo simplemente digo que hay que tener cuidado con este tipo de edificio nada más.
–Los municipios entonces deben estar vigilantes ante ello.
Claro, y darle también el poder necesario a los colegios de Ingenieros y Arquitectos que tienen los conocimientos para capacitarlos. Aquí los principales responsables son los alcaldes y ahora hay leyes que los obligan a asumir esta responsabilidad, tienen que preocuparse por proteger a las personas que los eligieron.
 
Fuente: Diario Expreso

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