Por Sigifredo Orbegoso V.
Al parecer los jóvenes peruanos comienzan a despertar de un dilatado letargo en que parecía que no les importaba los problemas graves que afectaban a la población en general y a ellos en especial. El trabajo, era uno de ellos en el que por fin dejaron escuchar su voz colectiva de protesta con éxito incuestionable. Luego son las universidades - cuyos cambios impostergables eran clamorosos - parece que se están alineando en la ardua tarea de recuperar una institución que había sido abandonada a la codicia de alumnos y profesores dirigidos por autoridades empeñadas en medrar, estratégicamente ubicadas a la sombra de una Autonomía Universitaria adecuada a sus intereses. Mientras las grandes mayorías con interés legítimo en una enseñanza de calidad y en universidades signadas por la excelencia bostezaban, expertas camarillas usufructuaban de todo lo que significara algún beneficio especialmente económico. ¡Cuántos escándalos han salido a luz y otros aún yacen en las sombras esperando a las nuevas autoridades que los pongan al descubierto!
Si, como dicen, es verdad que los malos prosperan, cuando los buenos guardan silencio, es tiempo que estos digan su palabra para que no sea demasiado tarde. La corrupción que es la gestora que ha incubado latrocinios que han llegado hasta el crimen, en el Perú tiene vieja data. Cuando ya el escándalo irrumpe en los medios de comunicación, comprobamos que las malandanzas habían comenzado varios o muchos años atrás, lo que determina que uno se pregunte: ¿y durante tanto tiempo nadie se dio cuenta, ni siquiera los obligados a fiscalizar? ¿Dónde estuvieron? Por años saquean las arcas fiscales, rematan las riquezas naturales, destruyen nuestra selva en busca de oro, gobierno tras gobierno, y cuando casi todo está consumado se aparenta poner mano dura. Mientras tanto, todos estos malandrines han generado su propio blindaje de protección en la policía, Ministerio Público y Poder Judicial. ¿De qué otra manera se puede explicar que dos Fiscales de la Nación: Peláez Bardales y Ramos Heredia estén seriamente cuestionados por la protección que daban a Álvarez y Orellana para no citar sino a pájaros de alto vuelo?
En las universidades, el caso del rector Cervantes Liñán que, finalmente creo, ha hecho lo que ha querido, ni el Congreso pudo investigarlo ¡para saber cuánto ganaba él y su familia! Por fin vemos que nuevos vientos soplan, el triunfo aplastante del Dr. Orlando González Nieves - un profesional capaz e íntegro - en las elecciones de la UNT, devuelve la fe en quienes nos forjamos en sus aulas luminosas. El triunfo no ha sido fácil. Para impedirlo las triquiñuelas de expertos en manipular elecciones para ganarlas a como dé lugar; la inversión de dinero que no ha llegado solo, y las ofertas para comprar votos a alumnos y profesores, fracasaron ruidosamente ante el voto consciente y desinteresado de las mayorías. Por eso no querían que hubiera voto universal. Pero la tarea de saneamiento recién comienza. Ahora hay que estar alerta al sabotaje, a la patraña aleve, para obstruir la reconstrucción del prestigio de la Universidad de Bolívar y Sánchez Carrión que siempre ocupó un lugar destacado en el panorama académico del país.
Fuente: http://sigifredo-orbegoso.blogspot.com/
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